martes, 18 de febrero de 2014

Preocupación:

Despilfarro de energía mental y física. Creer que uno nunca va a degenerar y por lo tanto creerse capaz de tirar su vitalidad por alcantarillas que no llevan a ninguna parte, Siendo esto, como un "pobre" económicamente hablando, que quiere dejar de ser pobre, pero cuando le pagan, va a la tienda a comprar mugrero con los billetes, le pide al tendero cambiarlo por monedas, acto seguido, tira las monedas al mar pidiendo de deseo no ser "pobre" (tiene que ser al mar y a lo más profundo, ya que si las tira a alguna fuente, alguien más podría aprovecharlas constructivamente, rompiendo entonces el gracioso y penoso acto y naturaleza de la preocupación, que es el no servir para nada) . Creer que uno nunca va a morir y por lo tanto desperdiciar el tiempo que le fue dado. Trabajo innecesario. Gran déficit de atención sobre cosas reales (llámese cosas reales no a la realidad objetiva de las cosas, porque esa sabrá Dios cual es [ siendo este desconocimiento de la realidad objetiva la gran semilla de la PREOCUPACIÓN ] , sino, mínimo, a las cosas que se le presentan a uno en la diaria vida y que uno no ve, viendo el árbol y perdiéndose el bosque). Correr en círculos, muchas veces, hasta marear y vomitar, sin siquiera mover un pie. Buscar tres pies al gato. Celos. Enojo. Envidia. Tristeza. Flojera. Mala postura. No interés por el prójimo ni por sí mismo (aún y cuando los pensamientos desquiciados estén dedicados a uno mismo o al otro). Moneda sin valor. Alimento echado a perder. Estreñimiento. Tontería. Des_ocuparse. Miedo a la vida. Ataque de pánico. Acumulación de basura. Blasfemia. Perturbación. Suicida histérico que jamás llegará a profesional. Mala educación. Mal ejemplo. Enfermedad crónico-degenerativa. Construcciones mentales mórbidas y mutantes de algo simple. Perro que come perro. Caníbal comiéndose a sí mismo. Herramienta para tensar músculos y luego quejarse del dolor. Comer, vomitar y comer el propio vomito. Contagio ilusorio. Distorsión de la información. Desear desesperadamente tener la oportunidad de quejarse consigo mismo, de si mismo, echándose en cara sobre las oportunidades desperdiciadas de su propia vida. 

Fingir que todo lo anterior no le gusta y no lo quiere en su vida, para luego, despacio, muy lentito, como no queriendo, fijándose que nadie lo vea (osea que todos lo vean), sentarse en ese cómodo sillón.

Ernesto 

2 comentarios: