miércoles, 27 de agosto de 2014

Teatro

Un discípulo visitó un día a su maestro. Lo encontró llorando y se puso también a llorar más fuertemente aún. 
Cuando dos amigos bromean, el que tiene buenos oídos ríe una sola vez, pero el sordo ríe dos veces, pues su primera risa no es sino una imitación. Ríe con todo el mundo sin entender. Después, cuando se le explica la causa de la hilaridad general, ríe por segunda vez.
Un imitador es como un sordo. Vive en el placer y en la alegría sin saber lo que son el placer y la alegría. La luz del maestro se refleja en su corazón. La alegría del discípulo emana de la de su maestro. Los que creen que este estado les es propio son como un cesto en el agua. Cuando se le saca del agua, se da cuenta de que el agua pertenece al río."

Equivocaciones

"No se equivoca el río cuando, al encontrar una montaña en su camino, retrocede para seguir avanzando hacia el mar;
se equivoca el agua que por temor a equivocarse, se estanca y se pudre en la laguna.

No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta;se equivoca la que por no morir bajo la tierra renuncia a la vida.

No se equivoca el pájaro que ensayando el primer vuelo cae al suelo,se equivoca aquel que por temor a caerse renuncia a volar por la seguridad del nido.

No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas,se equivoca aquel que por temor a equivocarse nunca acciona."




Mascara

La mejor manera de empezar a recordar lo que somos es dejar sinceramente de inventar aquello que no somos. Jugamos al escondite con nosotros mismos.
Bajo muy fuertes emociones, a veces realmente nos vemos como somos.
Tu desarrollo depende de tu voluntad (y rapidez) en reconocer lo que hay en tí.
Vanidad = una tonta exhibición de lo que tú no has logrado.
El orgullo es más legítimo; está en relación con lo que has ganado.
La vanidad pertenece al cuerpo. El orgullo es psíquico. No los mezcles. Ningún método te puede ayudar hasta que no te liberes de la vanidad y del orgullo.
Hay algo sobre lo que nunca te puedes engañar: tú tienes una exacta evaluación de lo que eres.
La mayor parte de nuestros problemas es causada por la inhabilidad de darnos cuenta emocionalmente de lo que comprendemos intelectualmente. Eso produce un choque de tiempos: un centro es estimulado a una alta intensidad, los otros dos están fuera de armonía con él. Esto depende de tu rasgo principal.
Esencia y máscara:
Somos 1% nosotros mismos, 99% un ente social.
Están la esencia (el yo) y la representación (la personalidad).
La personalidad es la máscara que te has hecho para ocultar tu esencia.
La máscara es muy difícil de descubrir. Cada cual tiene razones para protegerse.
Tú no tienes que perder tu máscara si no lo quieres. Pero conócela. Puedes alterarla cuando la conozcas. No puedes alterar algo sin conocerlo.
Es prácticamente imposible para cada uno llegar a su esencia. Pero con lento y paciente trabajo la esencia puede ser desarrollada gracias a esfuerzos conscientes.
La esencia es el material del cual el universo está hecho. La esencia es divina. Esa partícula de Dios en nuestro subconsciente es llamada Conciencia.
La comprensión está de acuerdo con la esencia, no de acuerdo con la personalidad.
Una persona deja salir radiaciones y emanaciones. La esencia de una persona es una emanación. El hombre tiene octava sobre octava de emanaciones.
Emoción:
Examinar el centro emocional con miras a producir un cuerpo emocional superior.
La emoción es una fuerza, un agente químico, un calor. Nosotros tenemos solamente deseos, impulsos y apetitos.
Las emociones son lo más valioso que tenemos, pero ellas pueden ser fraudulentas en su expresión.
Qué clase de emoción estás tratando de expresar? Trata de saber lo que estás sintiendo.
Es justificable esa emoción? Una emoción inapropiada es embarazosa. A menudo cuando la gente piensa que ella es intensa, resulta penosa para quien la ve desde afuera, como la flecha que es desperdiciada en lugar de ir hacia el blanco.

de Margaret Anderson-Discípula de Gurdjieff

No delatarnos

En muchas ocasiones, involuntariamente revelamos lo que desearíamos ocultar. Hay innumerables situaciones en las que el control de las expresiones es fundamental para el éxito, en las que éste es esencial para la felicidad de otros o de la propia. Quien no pueda controlar sus expresiones, incluyendo no solamente la expresión facial, sino gestos, posturas, movimientos, actitud, tono de voz, etc., es realmente un niño. No esperamos que un niño se controle; su virtud es ser espontáneo. Pero cuando llegamos a ser adultos, nos deshacemos de lo infantil.

De lo primero que debemos darnos cuenta es que en ocasiones somos esencialmente transparentes para cualquier observador entrenado. Vivimos en una casa de vidrio semejante a esas colmenas de observación que permiten que apicultores capacitados examinen a las abejas trabajando. La colmena en que vivimos es nuestro cuerpo físico, y, mientras no ejercitemos un real control sobre él, todos sus movimientos, posturas y gestos, son manifestaciones naturales de nuestro estado psíquico interior. Por ejemplo, despierto en la mañana y escucho una mala noticia. Mi cuerpo manifiesta de inmediato mi depresión. Aparecen líneas en mi cara, los ángulos de mi boca descienden, mis gestos son desanimados y mi aspecto, decaído. Cualquier persona familiarizada conmigo se da cuenta de que algo anda mal, y un observador entrenado, aunque nunca antes me hubiese visto, podría ser igualmente perceptivo. Pero este es sólo un ejemplo de nuestra auto-manifestación. Todos nuestros estados se muestran, desde el más general al más mínimo, en cambios físicos visibles o perceptibles a un observador externo. Pero si no fuera porque a menudo no existe tal observador entrenado, podríamos estar delatándonos constantemente. Y en realidad, no hacemos otra cosa.

Asumiendo que deseamos ser capaces de ocultarnos y no seguir viviendo transparentemente en el mundo, la primera cosa por hacer es convertirnos en observadores de nosotros mismos. Muy pocas personas saben cómo se ven en este, ese u otro estado de ánimo, 0 como revelan realmente sus estados subjetivos con sus posturas, gestos, tonos de voz y actitud. Como condición para controlar esas expresiones es sumamente necesario conocer cuáles son. Así, el primer paso en el camino de no delatarnos es el descubrimiento y comprensión de la manera particular en que lo hacemos. Aprendamos primero a mirarnos y oírnos como los otros nos ven y oyen. Después puede ser posible aprender como no ser evidentes. Pero no podemos empezar el aprendizaje de no delatarnos hasta no conocer nuestros actuales modos y expresiones cuenta-cuentos habituales.

¿Cómo lograr esto? Poniéndonos a la obra sistemáticamente con un espíritu de curiosidad experimental. Te han contado que te delatas y deseas saber como lo haces. Empieza por observarte a tí mismo especialmente en aquellos momentos en los que estás a punto de dejar caer la guardia. Por ejemplo, te sientes molesto. Entonces miras el espejo y ves como tu cara expresa desagrado. Habla, y escucha el tono de tu voz. Camina, y observa tu aspecto y tu conducta. 0 si te sientes muy orgulloso por algo, observa como, en forma totalmente involuntaria, todas tus expresiones y movimientos se reunen en un solo aplauso. Cada uno de nosotros tiene un limitado repertorio de expresiones para todos los estados que experimentamos. Nuestra primera tarea es familiarizarnos con nuestro repertorio. Sólo cuando nos hayamos observado en todos los estados, seremos cautos con nuestros modos habituales de expresión.

El siguiente paso es practicar expresiones en ausencia de sentimientos a expresar. Esto, por supuesto, es un proceso normal en el entrenamiento de un actor, pero nosotros lo planeamos con un objetivo superior. Frente a un espejo, de preferencia mural, practica con perfecta sangre fría la expresión que imaginas apropiada a esta, esa, u otra emoción o estado de ánimo. Piensa, por ejemplo, que acabas de recibir buenas noticias, y trata de expresar tu estado interior con movimientos adecuados. 0 trata que tu rostro exprese admiración, indignación, desconfianza, afecto o indiferencia. Este recorrido sobre las escalas de nuestros instrumentos de expresión es muy útil en muchos casos. Pero, por sobre todo, nos hace darnos cuenta de la separación práctica que puede existir entre nuestras expresiones y nuestros sentimientos internos. Obviamente, si podemos aprender a expresar sin sentimientos, también podemos sentir sin expresarlo, lo que constituye el elemento más importante en el arte de no delatarnos,

Hay dos pasos ulteriores en el curso completo, y el primero es no expresar la emoción ni el estado de ánimo que estás sintiendo. Sientes pena, preocupación, indignación, celos o desconfianza. Exactamente cuando estés experimentando una de esas emociones y estés involuntariamente a punto de revelarla, resiste el impulso, No dejes que tus músculos adecúen su acción a tu estado de ánimo; permite que, al menos, se queden inmóviles. Si este esfuerzo de no expresión es realizado en el mismo momento en el que nuestro cuerpo está más ansioso de revelar nuestros secretos, los resultados se justificarán por sí mismos. No necesitamos estar comprobando que estamos logrando un cierto dominio sobre nuestro cuerpo cuenta-cuentos, pues lo sentiremos y sabremos. Un hombre que puede decir que no a sus músculos en la exuberante y automática representación de sus humores o emociones, está en vías de obtener grandes poderes.

El último paso puede ser fácil si el anterior ha sido logrado realmente y no sólo en la imaginación. Consiste en expresar lo opuesto o, por lo menos, algo diferente a lo que estás sintiendo en el momento. El penúltimo paso, como ya hemos visto, es la no expresión de una emoción común. El actual y último paso es la expresión positiva , pero de una emoción diferente u opuesta a la recientemente experimentada. Esto también debe ser practicado frente al espejo antes de probarlo en la vida. Te sientes sin suerte, desdichado y en el límite de lo que puedes soportar. Todo y todos son aborrecibles. Te preguntas por qué has nacido. Estás harto de la vida. Parado frente al espejo, haz que tu cuerpo exprese lo opuesto a esa melancólica mezcla de pensamientos, sentimientos y sensaciones. Hazte aparecer radiante, cariñoso y lleno de alegría de vivir; simula la expresión física de emociones que no estás sintiendo; pretende, con tus posturas, gestos, expresión facial y conducta, que estás sintiendo realmente lo que aparentas. Simula tan hábilmente que tu conducta engañe al propio Diablo, es decir, a tu propio mal ánimo, Naturalmente, esto es mucho más difícil hacerlo en la vida.

Ante la gente y en circunstancias problemáticas, esta conducta es como el empleo de técnicas de ju-jitsu fuera del gimnasio. Sin embargo, la vida debe ser nuestro objetivo y las circunstancias reales, la prueba de nuestra eficiencia.

A. R. Orage

viernes, 22 de agosto de 2014

Conócete a ti mismo

Sin conocimiento de sí mismo, sin comprender los mecanismos y las funciones de su máquina, el hombre no puede ser libre, no puede gobernarse a sí mismo y siempre permanecerá siendo un esclavo.

La más difícil de todas las barreras es la conquista de la mentira. El hombre miente tanto y tan constantemente tanto a sí mismo como a los demás y en forma tal, que deja de darse cuenta de que está mintiendo. No obstante, es preciso conquistar la mentira.

La segunda barrera muy comúnmente es la conquista del miedo. Un hombre suele tener muchos miedos innecesarios e imaginarios. Mentiras y temores -esta es la atmósfera en la que un hombre ordinario vive. Cada hombre tiene ciertos temores que les son muy peculiares, estos temores deben primero reconocerse y luego destruirse. Los temores de los que hablo están conectados con las mentiras entre las que un hombre vive.

G.I. Gurdjieff

El Ángel

"Hay una historia en la que un ángel visitó esta tierra. Durante mucho tiempo él pensó que todo el mundo estaba loco. Después de un tiempo el Ángel también se infectó. Empezó a disfrutar de las emociones negativas y se volvió loco como los demás. Así que un mensajero fue enviado para informarle de que habia fallado en su prueba. Él había olvidado algo y ahora él debía permanecer en la tierra hasta que se desenrede de todas sus emociones negativa; esto lo volvió más loco que nunca. Este es una alegoría de nuestra propia situación en este planeta." 

-Maurice Nicoll

¿Emociones Verdaderas?

Cuentan que, en China, un hombre ya anciano decidió regresar al lugar donde había nacido y del que salió siendo muy joven. En el camino se unió a un grupo de viajeros que seguían la misma ruta y les explicó su deseo de volver a la tierra que lo vio nacer.
Después de varias monótonas jornadas, aquellos hombres decidieron divertirse a costa del viejo. 

-Mira, anciano, estamos llegando a la tierra de tus antepasados, esas montañas que vemos las contemplaron tus ojos cuando eras niño.
El viejo, a pesar de no recordar nada, se sintió dichoso de ver aquellas cumbres.
Horas después llegaron a unas casas en ruinas.

-Mira, anciano, seguro que entre estas piedras jugaste en tu infancia.
El viejo, al ver aquel pueblo abandonado, no pudo dejar de emocionarse. Al rato, llegaron a un olvidado cementerio.

-Mira esas tumbas -le dijeron, continuando la broma-. Aquí con seguridad están enterrados tus padres, y los padres de tus padres.
Al oír estas palabras, el anciano no pudo contener la emoción, y estalló en lágrimas.
Arrodillado frente a aquellas tumbas, a aquel viejo le venían a la memoria mil y un recuerdos de su niñez, le inundaban el corazón viejas y añoradas sensaciones, la nostalgia invadía su alma con un caudal de emociones.
Pero viendo aquella escena, los viajeros se compadecieron del anciano y acordaron contarle la verdad.

-Sentimos decirte esto, pero la verdad es que queda aún mucho camino hasta que lleguemos a la patria de tus antepasados. Decidimos gastarte esta broma sólo por entretenernos. Te rogamos aceptes nuestras disculpas.
El anciano se levantó en silencio, recogió sus cosas y reemprendió el camino.
Llegada la noche, y ante el mutismo del viejo, sus compañeros de viaje volvieron a expresarle su pesar por la broma.
-Apreciado amigo, tu silencio nos produce hondo pesar, volvemos a pedirte perdón por nuestra conducta.

-Mi silencio nada tiene que ver con vuestra conducta que ya he olvidado -contestó el anciano-, se debe a que no he encontrado respuesta a una pregunta que me atormenta:
¿Cómo es posible que haya emociones verdaderas cuando éstas provienen de hechos falsos?

viernes, 15 de agosto de 2014

II, 15.

El espíritu sereno acepta el placer 


el dolor con una mente 


tranquila y no se conmueve por 


ninguno 



Bhagavad-Gita

miércoles, 13 de agosto de 2014

So long, Marianne

Come over to the window, my little darling
I'd like to try to read your palm
I used to think I was some kind of Gypsy boy
Before I let you take me home

Now so long, Marianne, it's time that we began
To laugh and cry and cry and laugh about it all again

Well you know that I love to live with you
But you make me forget so very much
I forget to pray for the angels
And then the angels forget to pray for us

Now so long, Marianne, it's time that we began 

We met when we were almost young
Deep in the green lilac park
You held on to me like I was a crucifix
As we went kneeling through the dark

Oh so long, Marianne, it's time that we began 

Your letters they all say that you're beside me now
Then why do I feel alone?
I'm standing on a ledge and your fine spider web
Is fastening my ankle to a stone

Now so long, Marianne, it's time that we began 

For now I need your hidden love
I'm cold as a new razor blade
You left when I told you I was curious
I never said that I was brave

Oh so long, Marianne, it's time that we began 

Oh, you are really such a pretty one
I see you've gone and changed your name again
And just when I climbed this whole mountainside
To wash my eyelids in the rain

martes, 12 de agosto de 2014

Yo no buscaba a nadie y te vi

Te vi, esa tarde a lado del museo, en la banquetita del tango. No estabas juntando margaritas, no escribías poesía en papelitos, no volteabas ni cuando pasaba enfrente de ti bailando, parecía que ni siquiera estabas escuchando la música. Estabas mas bien... aburrida, pegada al celular con cara de "ya me quiero ir, pero no" y yo, embobado viéndote y haciendo como que no te veía. Imaginando que tu me veías también, y que te gustaba el baile, y que desearías que también te invitara a bailar a ti. Y ahí estábamos, los dos en un mismo sitio, la guitarra llorando milongas y yo llorándome la cobardía de no acercarme. 

Me volví a meter a la tienda cuando tu entraste, solo por verte de cerquita, y tontamente volví a comprarme otra nieve, ya sin antojo ni mas ganas que aprenderme la forma de tus ojos y tu nariz. Y me viste ahora, y observaste que te observaba, fuiste consciente de mi desdicha y estoy seguro que me viste las palabras pegadas a los labios, mordiéndose de no poder salir. 

De esas veces que nos topamos con un posible destino, y se escapa con la estupidez de no poderle preguntar ni el nombre. Se nos escapa por todos los poros mientras nos decimos adiós con los ojos... y ni siquiera una sonrisa de atrevimiento se deja escapar. Te vi, te vi, te vi...Yo no buscaba a nadie y te vi..

Bolero

Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.
Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.
Por ahí un papelito
que solamente dice:
Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Julio Cortazar

Naranjo en Flor

Era más blanda que el agua,
que el agua blanda,
era más fresca que el río,
naranjo en flor.
Y en esa calle de estío,
calle perdida,
dejó un pedazo de vida
y se marchó...

Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y al fin andar sin pensamiento...
Perfume de naranjo en flor,
promesas vanas de un amor
que se escaparon con el viento.
Después...¿qué importa el después?
Toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado,
eterna y vieja juventud
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin luz.

¿Qué le habrán hecho mis manos?
¿Qué le habrán hecho
para dejarme en el pecho
tanto dolor?
Dolor de vieja arboleda,
canción de esquina
con un pedazo de vida,
naranjo en flor.

Homero Expósito

Amo Valparaíso- Neruda

Amo, Valparaíso, cuanto encierras, 
y cuanto irradias, novia del océano, 
hasta más lejos de tu nimbo sordo. 
Amo la luz violeta con que acudes 
al marinero en la noche del mar, 
y entonces eres -rosa de azahares-
luminosa y desnuda, fuego y niebla. 
Que nadie venga con un martillo turbio 
a golpear lo que amo, a defenderte:
nadie sino mi ser por tus secretos:
nadie sino mi voz por tus abiertas 
hileras de rocío, por tus escalones 
en donde la maternidad salobre 
del mar te besa, nadie sino mis labios 
en tu corona fría de sirena, 
elevada en el aire de la altura, 
oceánico amor, Valparaíso, 
reina de todas las costas del mundo, 
verdadera central de olas y barcos, 
eres en mí como la luna o como 
la dirección del aire en la arboleda. 
Amo tus criminales callejones, 
tu luna de puñal sobre los cerros, 
y entre tus plazas la marinería 
revistiendo de azul la primavera.
Que se entienda, te pido, puerto mío,
que yo tengo derecho
a escribirte lo bueno y lo malvado
y soy como las lámparas amargas
cuando iluminan las botellas rotas.

lunes, 11 de agosto de 2014

Cafetín de Buenos Aires

De chiquilín te miraba de afuera
como a esas cosas que nunca se alcanzan...
La ñata contra el vidrio,
en un azul de frío,
que sólo fue después viviendo
igual al mío...
Como una escuela de todas las cosas,
ya de muchacho me diste entre asombros:
el cigarrillo,
la fe en mis sueños
y una esperanza de amor.

Cómo olvidarte en esta queja,
cafetín de Buenos Aires,
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja...
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas,
yo aprendí filosofía... dados... timba...
y la poesía cruel
de no pensar más en mí.

Me diste en oro un puñado de amigos,
que son los mismos que alientan mis horas:
(José, el de la quimera...
Marcial, que aún cree y espera...
y el flaco Abel que se nos fue
pero aún me guía....).
Sobre tus mesas que nunca preguntan
lloré una tarde el primer desengaño,
nací a las penas,
bebí mis años
y me entregué sin luchar.


viernes, 8 de agosto de 2014

Los nuevos predicadores

Hay otros que dicen: "¡la vida es dolor!" y no mienten ¿Porqué no ponéis entonces fin a vuestra vida? Si la vida es solo dolor ¡acabad con ella!. Vuestra virtud debería estar regida por estos mandamientos: "¡Debes matarte!; ¡Debes quitarte de en medio!"

Otros añaden: "¡Que doloroso es dar a luz! ¿Porqué seguir dando a luz? ¡Si solo alumbramos seres condenados a sufrir!" Ellos también son predicadores de la muerte.

Así Hablaba Zaratustra
F.N.

Enojo y Paciencia

El enojo siempre es una emoción perturbada

Por fin platicaremos sobre el enojo. ¿Qué es lo que sucede con el enojo? El enojo siempre es perturbado; nadie es más feliz al enojarse: el enojo no nos hace sentir mejor, ni hace que nuestra comida tenga mejor sabor. Cuando estamos enojados y alterados, no nos sentimos cómodos ni podemos dormir. No es necesario hacer una gran escena, gritar y vociferar, si estamos muy enojados por dentro acerca de lo que ocurre en nuestra oficina o en la familia, podemos tener mala digestión o llegar a provocarnos una úlcera. Experimentamos muchas dificultades que surgen por estar reprimiendo el enojo, y si en concreto expresamos el enojo a través de miradas y vibras hostiles, ni perros ni gatos querrán hacernos compañía, se alejarán lentamente porque se sentirán incómodos por nuestra presencia, por nuestro enojo.
El enojo es algo que no ofrece ningún beneficio. Si nuestro enojo es tan fuerte o frustrado que necesitamos expresarlo de alguna forma y explotamos o maldecimos a alguien o lanzamos algún embrujo contra ellos, ¿en realidad esto nos hace sentir mejor? ¿Nos hace sentir mejor ver a alguien herido y angustiado? O nos enojamos tanto que sentimos la necesidad de golpear la pared ¿Nos hace sentir mejor golpear la pared? Obviamente no, nos duele. En verdad, el enojo no nos ayuda de forma alguna. Si nos vemos atrapados en el tránsito, y empezamos a fastidiarnos tanto que empezamos a tocar el claxon, a gritar y maldecir a todos ¿qué logramos con eso? ¿Nos hace sentir mejor? ¿Hace que los coches avancen más rápido? No, sólo nos hace quedar mal frente a todos porque dirán: “¿Quién es el idiota que está tocando el claxon? Está clarísimo que esto no va mejorar la situación.

¿Tenemos que experimentar enojo?

Si las emociones perturbadas como el enojo o los tipos de conductas impulsivas basados en ellas (como gritar y vociferar o con hostilidad cerrarnos a alguien o rechazarlo) son las causas de nuestros problemas, ¿siempre tendremos problemas con ellos? ¿Es esto algo qué siempre tengamos que experimentar? No, no es así, porque las emociones perturbadas no son parte de la naturaleza de la mente. Si lo fueran nuestra mente siempre tendría que estar perturbada. Aún los casos más severos cuentan con momentos no perturbados por el enojo; por ejemplo, cuando finalmente nos dormimos no estamos experimentando enojo.
Por lo tanto, es posible que existan ciertos momentos durante los cuales las emociones perturbadas como el enojo, la hostilidad y el resentimiento no estén presentes. Esto prueba que las emociones destructivas no son permanentes, no son parte de la naturaleza de nuestra mente y son cosas que pueden ser removidas. Si detenemos las causas de nuestro enojo (no sólo superficialmente, sino en un nivel más profundo) es definitivamente posible superar el resentimiento y tener paz mental.
Esto no significa que tenemos que eliminar todas nuestras emociones y sentimientos y ser como Dr. Spock de Star Trek, ser como un robot o una computadora sin emociones. En cambio, queremos deshacernos de las emociones y actitudes perturbadas, que están basadas en confusión, y en no darnos cuenta de quiénes somos en realidad. Las enseñanzas budistas cuentan con incontables métodos para lograrlo.

Sobreponerse al enojo: cambiar la calidad de nuestra vida

Primero, necesitamos tener cierta motivación o sustento que nos motive a trabajar con nosotros mismos para deshacernos de nuestro enojo y de nuestras actitudes y emociones perturbadas. Si no contamos con razón alguna para hacerlo, ¿por qué habríamos de hacerlo? Por lo tanto, es importante tener una motivación.
Podemos empezar por desarrollar tal motivación pensando: “Quiero ser feliz y no tener problemas. Quiero mejorar la calidad de mi vida, mi vida no es muy agradable porque siempre siento resentimiento y hostilidad dentro de mí. Me enojo a menudo, puede ser que no lo exprese, pero ahí está y me hace sentir mal, muy angustiado todo el tiempo y no es una buena calidad de vida. Además, me produce indigestión y me hace sentir enfermo. Ni siquiera puedo disfrutar la comida que me gusta”.
Entonces podemos pensar, “No sólo quiero mejorar la calidad de mi vida ahora, o por este momento, en una visión de corto plazo, sino también a largo plazo. No quiero que las cosas empeoren. Porque si no me deshago ahora de mi hostilidad y resentimiento y lo mantengo dentro de mí, empeorará y puedo provocarme una úlcera. Puede ser que yo explote y haga algo terrible, como poner un maleficio a alguien y en verdad tratar de destruirlo. Esto puede provocar a la otra persona a vengarse y poner un hechizo sobre mí y mi familia, y de pronto, tenemos el guión perfecto para una nueva película o video”.
Si pensamos con antelación que no queremos que esto suceda, trabajaremos en ello e intentaremos deshacernos de nuestro enojo, de tal forma que nuestros problemas no aumenten. Además, podemos aspirar no sólo a minimizar nuestros problemas, sino, mejor aún, a deshacernos de nuestros problemas por completo, porque sentir tan sólo una pequeña cantidad de hostilidad y resentimiento no es divertido: “Tengo que desarrollar una fuerte determinación para liberarme de todos mis problemas”.

Determinación de ser libres

Por lo general lo que nombro “determinación de ser libres” se traduce como "renuncia" que es un término engañoso: suele dar la impresión de que necesitamos abandonar todo e ir a vivir a una cueva. Esto no es a lo que nos referimos, lo que estamos discutiendo es ver a nuestros problemas de forma honesta y valiente, y notar lo ridículo que es seguir viviendo con ellos, decidir: “No quiero continuar así. Ya tuve suficiente, estoy aburrida y harta de ellos. Quiero salir de esto”.
La actitud a desarrollar es la determinación de ser libres, y con ello, la disposición para abandonar nuestros viejos patrones perturbados de pensamiento, palabra y conducta; esto es lo más importante. A menos que nos hayamos decidido con firmeza, no le daremos toda nuestra energía; hasta que no invirtamos toda nuestra energía en ello, nuestro esfuerzo para liberarnos sólo será a medias y nunca llegaremos a lograrlo. Queremos ser felices sin dejar nada, como nuestros hábitos y emociones negativas. Así nunca habrá éxito. Por lo tanto, es muy importante tener la firme determinación de decidirnos a detener nuestros problemas y estar dispuestos a soltarlos junto con sus causas.
En un siguiente nivel superior, necesitamos pensar: “Es necesario deshacerme de mi enojo no sólo para encontrar mi felicidad, sino también por el beneficio de aquellos que me rodean. Por el bienestar de mi familia, de mis amigos, compañeros de trabajo y la sociedad en general, necesito deshacerme del enojo. Tengo que superar esto por consideración a los demás; no quiero causarles problemas ni hacerlos infelices. Expresar mi enojo no sólo me haría quedar mal a mí, sino que también sería penoso para toda mi familia, sería vergonzoso para mis colegas y demás. Así que por consideración a ellos, es necesario aprender a controlar y manejar mi mal temperamento y deshacerme de él”.
Una motivación aún más fuerte se produce al reflexionar en: “He de eliminar mi enojo por que me impide ayudar a los demás. Si alguien necesita mi ayuda, como mis hijos, compañeros de trabajo, o mis padres, y estoy completamente alterado o perturbado por el enojo o la hostilidad, ¿cómo podría ayudarlos?”. Es un serio obstáculo, por lo tanto es muy importante trabajar con nosotros mismos para desarrollar sinceramente estos diversos niveles de motivación.
Si no tenemos una motivación suficientemente fuerte para aplicarlo, no importa qué tan sofisticado sea el método para manejar el enojo, no vamos a lograrlo. Además, si no empleamos los métodos que aprendemos entonces ¿con que objeto lo hacemos? Entonces, el primer paso es pensar en términos de la motivación.

Métodos para superar el enojo

¿Cuáles son los métodos concretos que podemos usar para superar el enojo? El enojo se define como un estado mental agitado que desea generar violencia contra algo, ya sea animado o inanimado. Si nos enfocamos en una persona, animal, situación, o algún objeto, esto no nos gusta y queremos expresar algún grado de violencia o agitación hacia eso, hacerlo cambiar de una forma violenta; esto es enojo. Así que el enojo es un estado de intolerancia y falta de paciencia, combinado con el deseo de dañar lo que sea que no podemos soportar. Su opuesto, por un lado, es la paciencia, la cual es opuesta a la intolerancia y por el otro, el amor, porque el amor es el deseo de que el otro sea feliz, el amor es el opuesto a desearles perjuicio.
Es común enojarnos por situaciones en las cuales algo que no nos gusta sucede o la gente no actúa como queremos. Por ejemplo, no nos muestran respeto, no siguen nuestras órdenes en el trabajo, o nos prometieron hacer algo en un negocio y no lo hicieron. Debido a que no cumplen con nuestras expectativas, nos enojamos con ellos. Otro ejemplo, alguien puede pisarnos y nos enojamos con esta persona porque no es algo que nos guste que ocurra. Sin embargo, hay diferentes maneras de lidiar con tales circunstancias sin enojarnos.

El consejo de Shantideva para cultivar la paciencia

Un gran maestro indio del siglo VIII, Shantideva, nos brindó muchas líneas de pensamiento como ayuda. Me permito parafrasear lo que escribió: “Si estamos en una situación difícil donde podemos hacer algo para cambiarla, ¿por qué preocuparse y enojarse?, sólo hay que cambiarla. Si no hay nada que hacer, ¿por qué preocuparse y enojarse? Si no podemos cambiarla, el enojo no va a ayudarnos”.
Por ejemplo, queremos tomar un vuelo desde aquí, Penang, a Singapur, pero al llegar al aeropuerto nos dicen que se ha sobre vendido el vuelo y que ya está lleno. No tiene caso enojarse. El enojo no va a ayudarnos a abordar el avión; sin embargo, hay algo que podemos hacer para cambiar la situación, podemos tomar el próximo vuelo. ¿Para qué enojarse? Hacemos la reservación para el próximo vuelo, telefoneamos a nuestros amigos en Singapur y avisamos que llegaremos más tarde, eso es todo. Esto es lo que podemos hacer para manejar el problema. Si nuestro televisor no funciona, ¿por qué enojarse, patearlo y maldecirlo? Sólo hay que arreglarlo. Esto es algo muy obvio. Si hay una situación que podemos cambiar, no hay necesidad de enojarse, sólo hay que cambiarla.
Si no hay qué hacer para cambiar una situación, por ejemplo, si estamos atrapados en el tránsito, entonces sólo hay que aceptarlo. No tenemos en el coche una pistola de rayo láser para desaparecer a todos los vehículos frente a nosotros ni podemos volar por encima del tránsito como en una caricatura japonesa. Por lo tanto, tenemos que aceptarlo con garbo y pensar: “Está bien, estoy atrapado en el tránsito, escucharé la radio o enseñanzas budistas en mi reproductor, o música bella”. La mayoría del tiempo, podemos prever cuando estaremos atrapados en el tránsito, y por lo tanto, podemos prepararnos llevando una grabación para escuchar. Si sabemos que tenemos que manejar en el tránsito, podemos sacar el mejor provecho de ese tiempo. Podemos pensar en algunos problemas de la oficina o con nuestra familia u otro tipo de problemas e intentar encontrarles una buena solución.
Si no hay nada que hacer para cambiar una situación difícil, entonces sólo intentemos aprovecharla de la mejor manera posible. Si nos lastimamos el dedo gordo del pie en la oscuridad, bueno, si saltamos y gritamos ¿ayudará eso a sentirnos mejor? En lenguaje coloquial estadounidense le llamamos “el baile del dolor”, te duele tanto que bailas de arriba a abajo, saltas de un lado a otro, pero eso no quita el dolor. No hay mucho que hacer, lo único es seguir con lo que estábamos haciendo. El dolor es impermanente, es algo que pasará; no va a durar para siempre y saltar y gritar no va a hacernos sentir mejor. ¿Qué es lo que queremos? ¿Queremos que todos vengan y nos digan: “pobre de ti, te lastimaste el pie”? Si un bebé o un niño se lastima, su madre lo besa y lo hace sentir mejor. ¿Eso esperamos de los demás, ser tratados de esa manera, como bebés?
Mientras esperamos nuestro turno en un fila o en la parada del autobús, si pensamos en la impermanencia (que no siempre seré el número treinta y dos o el número nueve en la fila, sino que eventualmente será mi turno) eso nos ayudará a tolerar mejor la situación y podremos usar ese tiempo de manera distinta. Hay un dicho en la India: “El esperar conlleva cierto placer en sí”. Esto es verdad, porque si tenemos que esperar nuestro turno en la parada del camión, podemos usar ese tiempo para darnos cuenta de la demás gente en espera, las cosas que están ocurriendo en la oficina o lo que sea. Nos ayuda a desarrollar un sentido de interés y compasión por los demás. Si ya estamos ahí, podemos usar el tiempo constructivamente en vez de emplear media hora maldiciendo.
Otro consejo de Shantideva es: “Si alguien nos golpea con un palo ¿con quién nos enojamos? ¿Nos enojamos con la persona o con el palo?” Si pensamos lógicamente acerca de ello, tendríamos que enojarnos con el palo, ¡porque es el palo quien nos lastimó! Pero, eso es tonto: nadie se enoja con el palo, nos enojamos con la persona. ¿Por qué nos enojamos con la persona? Porque el palo fue manipulado por la persona. Semejantemente, si reflexionamos un poco más, la persona fue manipulada por sus emociones perturbadas. Entonces, si nos vamos a enojar, es razonable enojarse con las emociones perturbadas de la persona que provocaron que nos golpeara con el palo.
Consecuentemente, pensamos: “¿De dónde surgió esta emoción perturbada? No surgió de la nada; debí haber hecho algo para desencadenarlo, algo que hiciera enojar a la otra persona para que me golpeara con el palo. Igualmente pude haberle pedido un favor a alguien y cuando rechazaron hacerlo, haberme enojado. Me sentí herido por el rechazo, pero si lo pienso bien, fue en realidad mi culpa. Como fui demasiado flojo y no lo hice por mí mismo, pedí a otra persona que me hiciera el favor y cuando rechazó hacerlo yo me enojé. Si no hubiera sido flojo, entonces nunca le hubiera pedido el favor a esta persona y no hubiera surgido problema alguno. Si me tengo que enojar, tendría que ser conmigo mismo por ser tan estúpido y flojo como para pedirle a esta persona que me hiciera el favor”.
Aunque parcialmente no sea nuestra culpa, necesitamos buscar si nosotros mismos estamos libres de esta emoción perturbada que es manipular a la otra persona, por ejemplo, el egoísmo: “Él rehusó hacerme un favor. Bueno, ¿acaso siempre hago favores a los demás? ¿Soy alguien que siempre acepta ayudar a los demás y lo hace de inmediato? Si no lo hago, por qué espero entonces que los demás dejen siempre sus actividades a un lado para ayudarme”. Esta es otra forma de lidiar con el enojo.
Mencioné anteriormente que el enojo no siempre se expresa vociferando, gritando o golpeando a otra persona. El enojo es una emoción perturbada que por definición cuando surge, nos hace sentir incómodos. Entonces, aunque la guardemos y no la expresemos, el enojo va a actuar muy destructivamente dentro de nosotros y nos sentiremos muy alterados. Más tarde surgirá de formas muy destructivas. Necesitamos emplear los métodos que acabo de explicar para ser capaces de manejar, también, el enojo que mantenemos sin expresar dentro de nosotros. Es necesario cambiar nuestra actitud; es conveniente desarrollar la paciencia.

Diferentes tipos de paciencia

Tipo de paciencia en la mira

Hay muchos tipos de paciencia. Primero está el tipo de paciencia en la mira. La idea es que si no montas el blanco, nadie le va a disparar. En Estados Unidos, los niños tienen un juego. Prenden con un seguro (imperdible) o pegan con goma un pedazo de papel en la parte de las asentaderas en los pantalones de sus amigos. En el papel escriben “patéame”, a esto se le llama el letrero de “patéame”. Así que quien sea que lea “patéame” en el trasero del pequeño lo pateará. De esta forma, con este tipo de paciencia, pensamos en cómo hemos pegado un letrero de “patéame” a nuestro trasero a través de nuestras acciones destructivas y negativas del pasado, y esto causa ahora toda clase de problemas.
Por ejemplo, supongamos que nos asaltan en la calle. Podemos pensar: “Si no hubiera puesto el blanco al actuar negativamente y destructivamente en el pasado o en vidas pasadas, entonces no habría surgido el impulso en mi mente de caminar por una calle oscura justamente cuando un asaltante estaba al asecho para robarme y golpearme. Por lo general, no voy por ahí, pero esa noche pensé: ‘caminaré por esa calle oscura’. Usualmente, regreso a casa más temprano, pero esa noche surgió en mí el impulso de quedarme con mis amigos un rato más. Además, pasé por esa calle justamente en el momento en que un asaltante estaba esperando a alguien. ¿Por qué surgió ese impulso en mi cabeza? Debe ser que en el pasado hice algo que hirió a esta persona y eso ahora madura en términos de causa y efecto”.
Los impulsos llegan a nuestra mente como una expresión del karma. Entonces podemos pensar: “Estoy agotando mi karma (causa y consecuencia) negativo del pasado. Tendría que estar muy feliz de librarme de esto con consecuencias menores, podría haber sido mucho peor: esta persona sólo me asaltó, pero también pudo haberme disparado. Así que puedo sentir alivio de que esta negatividad haya madurado de manera ligera y estar libre de ella. Después de todo no me fue tan mal y es bueno haberme deshecho de ella, no cargarla a cuestas. Ya no tengo más esta deuda kármica”.
Esta forma de pensar ayuda mucho. Recuerdo una vez que salí de fin de semana a la playa con un amigo; manejamos durante muchas horas, fue un largo camino desde la ciudad. Después de manejar por hora y media, escuchamos un sonido peculiar del coche. Paramos en un taller mecánico en el camino y el mecánico nos dijo que había una fisura en el eje y que no podríamos continuar, que necesitaríamos una grúa para regresar el coche a la ciudad. Mi amigo y yo nos pudimos haber enojado y alterado mucho porque queríamos ir a ese hermoso lugar en la playa para un descanso de fin de semana. Pero con una actitud distinta lo vimos de una manera completamente diferente: “¡Vaya, esto fue fabuloso! Que maravilla que haya ocurrido esto, porque si hubiésemos continuado, el eje se hubiese roto mientras conducíamos. Pudimos haber tenido un horrible accidente y habernos matado, así que fue fabuloso que esto madurara de esta manera. Nos libramos de ésta muy fácilmente”. Así que, con nuestra mente en calma, tomamos la grúa de regreso a la ciudad, y una vez ahí, pedimos prestado otro coche y llevamos a cabo otro plan.

Tipo de paciencia de amor y compasión

También existe el tipo de paciencia llamado “paciencia de amor y compasión”. Con este tipo de paciencia, consideramos a cualquiera que se enoje con nosotros o nos grite como un loco, alguien mentalmente perturbado. Este tipo de paciencia también puede utilizarse con alguien que nos pone en vergüenza o nos critica en frente de otros, que podría hacernos quedar mal y enojarnos. Si, por ejemplo, un perico nos dice groserías en frente de los demás, eso no nos haría quedar mal ¿o sí? No hay razón para enojarse con el ave; sería una reacción estúpida. De manera similar, si un loco empieza a gritarnos, no nos hace quedar mal. Todos sabemos que los niños ocasionalmente hacen rabietas. Así como un psiquiatra tampoco se enoja con un paciente cuando el paciente está enojado, sino que siente compasión con el paciente.
Semejantemente, intentaríamos sentir compasión por quien sea que nos hace sentir alterados, se enoja con nosotros o nos hace quedar en vergüenza. Necesitamos darnos cuenta, que en realidad, ellos son lo que están quedando mal ¿o no? Nosotros no estamos quedando mal, todos pueden ver que esta persona está haciendo el ridículo. Tendríamos que sentir compasión por esta persona más que enojo.
Esto no significa que si alguien está intentando golpearnos, no tratemos de detenerlo. Si nuestro hijo esta gritando, intentamos calmarlo. Queremos detener el daño que se está haciendo a sí mismo, a los demás y a nosotros. La cuestión es hacerlo sin enojo. Si nuestro hijo se está portando mal, lo disciplinamos no por enojo, sino por su propio bien. Queremos ayudar al niño a quedar bien, y no queremos que la gente piense mal de nuestro hijo. Queremos disciplinar al niño por preocupación, no por enojo.

Paciencia tipo maestro-discípulo

También está la disciplina tipo maestro-discípulo. Esto se basa en el hecho de que un discípulo no puede aprender sin un maestro; entonces, si nadie nos pusiera a prueba, no podríamos desarrollar la paciencia. En el siglo X, el gran maestro indio Atisha fue invitado al Tíbet para ayudar a revivir el budismo. Este maestro indio llevó consigo un cocinero indio, quien nunca hacia las cosas correcta ni respetuosamente, era absolutamente odioso y muy desagradable. El pueblo tibetano respetaba mucho a Atisha, y por lo tanto le preguntaron: “Maestro, ¿Por qué trajiste a este odioso cocinero desde la India? ¿Por qué no lo mandas de regreso? Nosotros podemos cocinar para ti, podemos hacerlo muy bien”. Atisha les respondió: “Oh, no es sólo mi cocinero. ¡Lo traje porque es mi maestro de paciencia!”.
De manera similar, si hay alguien odioso en nuestra oficina, que siempre intenta decir algo para molestarnos, podemos verlo como un maestro de paciencia. Hay personas con hábitos muy irritantes, como tamborilear constantemente con los dedos. ¿Si nadie nos pone a prueba, entonces cómo podremos desarrollarnos? Si enfrentamos situaciones difíciles como un gran retraso en el aeropuerto o en la estación de autobuses, podemos usar esta valiosa oportunidad para practicar la paciencia. “Ah, he estado entrenando para hacer esto. He estado entrenando para cultivar la paciencia, ésta es mi oportunidad para ponerme a prueba”. O si nos encontramos con dificultades para obtener algún trámite burocrático, lo tomamos como un reto. “Esto es como entrenar en artes marciales por un rato y finalmente tener la oportunidad de emplear mi habilidades. Estoy fascinado”. De la misma forma, si hemos estado entrenando en paciencia y tolerancia, cuando nos enfrentamos a una situación odiosa como ésta, la vemos con gran alegría: “Ah. Un reto. Vamos a ver si puedo con él y sin perder la cabeza, sin enojarme, sin sentirme mal internamente siquiera”.
No perder la paciencia es un reto mucho mayor que cualquier encuentro de artes marciales, porque enfrentamos al reto con nuestra mente, con nuestros sentimientos, no sólo con nuestro cuerpo o nuestro control físico. Si nos critican, necesitamos tratar de ver la crítica como una oportunidad de evaluar en dónde estamos en nuestro desarrollo, en vez de enojarnos por ello. “Esta persona que me critica me está señalando ciertos aspectos de los cuales quizá pudiera aprender algo”. En este sentido, es recomendable intentar tolerar la crítica y aprender a manejarla cambiando nuestra actitud. Si nos alteramos mucho, puede hacernos quedar peor que si un loco nos criticara y nos gritara.

Paciencia con la naturaleza de las cosas

Otra forma de manejar el enojo y desarrollar la paciencia es la “paciencia con la naturaleza de las cosas”. La naturaleza de las personas inmaduras e infantiles es actuar mal y groseramente. La naturaleza del fuego es ser caliente y quemar. Si metemos la mano en el fuego y nos quemamos, bueno, ¿qué esperábamos? El fuego es caliente, por eso quema. Si atravesamos la ciudad en coche durante la hora de la comida, bueno, ¿qué esperábamos? Es la hora de la comida, habrá tráfico pesado, esa es la naturaleza de las cosas. Si le pides a un niño pequeño que lleve una charola o una taza de té caliente y la derrama, bueno, ¿qué esperábamos? Es un niño, no podemos esperar que un niño no derrame nada. De la misma manera, si le pedimos a una persona que nos haga un favor o que haga algo en nuestro negocio, hacemos un acuerdo, y luego nos decepcionan, bueno ¿qué esperábamos? La gente es infantil, no podemos contar con los demás. Shantideva, el gran maestro indio dijo: “Si quieres hacer algo positivo y constructivo, hazlo tú mismo, no dependas de nadie más. Esto es porque si dependes de alguien más, no hay certeza de que él o ella no te defraude o decepcione.” De esta manera podemos ver tales situaciones: “Bueno, ¿qué esperaba? Si es la naturaleza de las personas es decepcionar a los demás, no hay razón para enojarme”.

Paciencia de la esfera de la realidad

El último método contra el enojo es llamado “paciencia de la esfera de la de la realidad”, ver lo que en realidad está ocurriendo. Tendemos a etiquetar a otros, a los objetos y a nosotros mismos con una identidad sólida. Es como dibujar con nuestra imaginación una línea gruesa alrededor de un aspecto de nosotros y proyectar a este aspecto una identidad sólida. “Este es quien soy, así es como siempre seré”. Por ejemplo, “soy un regalo de Dios al mundo” o “Soy un perdedor, un fracasado”. O ponemos una línea gruesa alrededor de alguien más y pensamos: “Es odioso. Es un bueno para nada, un perturbador”. Sin embargo, si esa fuera la verdadera identidad de la persona, siempre tendría que existir de esta manera: tendría que haber existido de esta forma desde pequeño, también tendría que ser odioso para todo el mundo, incluyendo su esposa, su perro, su gato y sus padres, porque realmente es un individuo odioso.
Si nos damos cuenta de que las personas no existen con una línea gruesa a su alrededor delineando su identidad verdadera o naturaleza concreta, eso nos hace relajarnos y no enojarnos con ellos. Veríamos el comportamiento odioso de esta persona como un suceso pasajero, aunque fuera frecuente, y que no constituye la forma en que tiene que ser siempre.


jueves, 7 de agosto de 2014

Melodía de Arrabal

Barrio plateado por la luna,
rumores de milonga
es toda su fortuna.
Hay un fueye que rezonga
en la cortada mistonga,
mientras que una pebeta,
linda como una flor,
espera coqueta
bajo la quieta
luz de un farol.

Barrio... barrio..
que tenés el alma inquieta
de un gorrión sentimental.
Penas...ruego...
¡esto todo el barrio malevo
melodía de arrabal!
Barrio... barrio...
perdoná si al evocarte
se me pianta un lagrimón,
que al rodar en tu empedrao
es un beso prolongao
que te da mi corazón.

Cuna de tauras y cantores,
de broncas y entreveros,
de todos mis amores.
En tus muros con mi acero
yo grabé nombres que quiero.
Rosa, "la milonguita",
era rubia Margot,
en la primer cita,
la paica Rita
me dio su amor.

El pelado y la mocosa

Él se amasijaba en el laburo, era capo en un seguro con casaquinta en un country de pilar
El colesterol hasta las tetas, cuatro pelos en la maceta que se estaban por piantar
Él fumaba puros por las noches con compañeros de pocker que no lo podían ni ver
Y garpaba en panamericana por una mina en la cama cada primero de mes

Ella andaba siempre con mocosos que se iban al matogrosso a practicar meditación trascendental
Libros de tarot y dalai lama, saltaba de cama en cama, marihuana, amor y paz
El paño con las artesanías no paraba la alcancía y tenía que compartir el alquiler
La rebuscaba de camarera pero se iba con cualquiera que le hablara bien del che
Y ahora él le pide que vuelva a su country de pilar
Porque las noches se llenan de fantasmas y de penas cada vez que ella se va
Y ahora él le pide que vuelva a su country de pilar
Porque la guita no alcanza y el alma no tiene panza cada vez que ella se va.

Ella andaba siempre en bicicleta, daba guita a los franelas, le gustaban las remeras de greenpeace
Él no conocía las alpargatas , se aflojaba la corbata solamente pa' dormir
Ella le sonreía a todo el mundo y a los perros vagabundos los llevaba hasta su casa pa' dormir
Él montaba el pingo en la oficina si veía que alguna mina le dejaba de escribir.

Ella y el colirio en la mochila, era militante activa en contra de los palmitos y el atún
Él no se había ido nunca de picnic y arrancaba con el whisky a la hora del vermouth
Ella andaba con malabaristas, tatuadores y murguistas, perogrullos del sanpedro y el hachís
Él se atragantaba con pericias y la biaba de noticias financieras del clarín

Y ahora él le pide que vuelva a su country de pilar
Porque las noches se llenan de fantasmas y de penas cada vez que ella se va
Y ahora él le pide que vuelva a su country de pilar
Porque la guita no alcanza y el alma no tiene panza cada vez que ella se va. 

La Guardia Hereje 

Una iguana y tres monedas

Sola, torva, enrarecida.
Quieta como una ventana.
Desconfiada de las moscas
y de los perros que pasan.

Qué diría de su vida
un vistazo a su cartera?
Fotos rotas y crayones,
una iguana y tres monedas.

Algo pasa en su pasado,
algo que sigue pasando.
Como un cine empantanado,
en la misma escena de amor.

Se le nota un fantasma,
por ahí lo sigue esperando.
En este bar naufragado
de noche densa de abril.

Me distrae de su cara
un collar extravagante,
se atrinchera en el sombrero
y en los anteojos grandes.

Una vez la vi llorando,
en su martini llovía.
Y le dio un billete grande
al changuito que pedía.

Algo pasa en su pasado,
algo que sigue pasando.
Como un cine empantanado
en la misma escena de amor.

Yo daría mi fortuna;
una iguana y tres monedas,
por saber qué está pensando
en la noche densa de abril.

La Chicana