jueves, 27 de agosto de 2015

Grave problema argentino: Querido amigo,estimado, o el nombre a secas

Usted se reirá, pero es uno de los problemas argentinos más difíciles de resolver. Dado nuestro carácter (problema central que dejamos por esta vez a los sociólogos) el encabezamiento de las cartas plantea dificultades hasta ahora insuperables. Concretamente, cuando un escritor tiene que escribirle a un colega de quien no es amigo personal, y ha de combinar la cortesía con la verdad, ahí empieza el crujir de plumas. Usted es novelista y tiene que escribirle a otro novelista; usted es poeta, e ídem; usted es cuentista. Toma una hermosa hoja de papel, y pone: "Señor Oscar Frumento, Garabato 1787, Buenos Aires." Deja un buen espacio (las cartas ventiladas son las más elegantes) y se dispone a empezar. No tiene ninguna confianza con Frumento; no es amigo de Frumento; él es novelista y usted también; en realidad usted es mejor novelista que él, pero no cabe duda de que él piensa lo contrario. A un señor que es un colega pero no un amigo no se le puede decir: "Querido Frumento." No se le puede decir por la sencilla razón de que usted no lo quiere a Frumento. Ponerle querido es casi lascivo, en todo caso una mentira que Frumento recibirá con una sonrisa tetánica. La gran solución argentina parece ser, en esos casos, escribir: "Estimado Frumento." Es más distante, más objetivo, prueba un sentimiento cordial y un reconocimiento de valores. Pero si usted le escribe a Frumento para anunciarle que por paquete postal le envía su último libro, y en el libro ha puesto una dedicatoria en la que se habla de admiración (es de lo que más se habla en las dedicatorias), ¿cómo lo va a tratar de estimado en la carta? Estimado es un término que rezuma indiferencia, oficina, balance anual, desalojo, ruptura de relaciones, cuenta del gas, cuota del sastre. Usted piensa desesperadamente en una alternativa y no la encuentra; en la Argentina somos queridos o estimados y sanseacabó. Hubo una época (yo era joven y usaba rancho de paja) en que muchas cartas empezaban directamente después del lugar y la fecha; el otro día encontré una, muy amarillita la pobre, y me pareció un monstruo, una abominación. ¿Cómo le vamos a escribir a Frumento sin identificarlo (Frumento) y luego calificarlo (querido/estimado)? Se comprende que el sistema de mensaje directo haya caído en desuso o quede reservado únicamente para esas cartas que empiezan: "Un canalla como usted, etc.", o "Le doy 3 días para abonar el alquiler", cosas así. Más se piensa, menos se ve la posibilidad de una tercera posición entre querido y estimado; de algo hay que tratarlo a Frumento, y lo primero es mucho y lo segundo frigidaire. Variantes como "apreciado" y "distinguido" quedan descartadas por tilingas y cursis. Si uno lo llama "maestro" a Frumento, es capaz de creer que le está tomando el pelo. Por más vueltas que le demos, se vuelve a caer en querido o estimado. Che, ¿no se podría inventar otra cosa? Los argentinos necesitamos que nos desalmidonen un poco, que nos enseñen a escribir con naturalidad: "Pibe Frumento, gracias por tu último libro", o con afecto: "Ñato, qué novela te mandaste", o con distancia pero sinceramente: "Hermano, con las oportunidades que había en la fruticultura", entradas en materia que concilien la veracidad con la llaneza. Pero será difícil, porque todos nosotros somos o estimados o queridos, y así nos va.


Julio Cortázar 


jueves, 13 de agosto de 2015

Educación de príncipe

Los cronopios no tienen casi nunca hijos, pero si los tienen, pierden la cabeza y ocurren cosas extraordinarias. Por ejemplo, un cronopio tiene un hijo, y en seguida lo invade la maravilla y está seguro de que su hijo es el pararrayos de la hermosura y que por sus venas corre la química completa con aquí y allá istas llenas de bellas artes y poesía y urbanismo. Entonces este cronopio no puede ver a su hijo sin inclinarse profundamente ante él y decirle palabras de respetuoso homenaje.

El hijo, como es natural, lo odia minuciosamente. Cuando entra en la edad escolar, su padre lo inscribe en primero inferior y el niño está contento entre otros pequeños cronopios, famas y esperanzas. Pero se va desmejorando a medida que se acerca el mediodía, porque sabe que a la salida lo estará esperando su padre, quién al verlo levantará las manos y dirá diversas cosas, a saber:

-Buenas salenas cronopio cronopio, el más bueno y más crecido y más arrebolado, el más prolijo y más respetuoso y más aplicado de los hijos!

Con lo cual los famas y las esperanzas junior se retuercen de la risa en el cordón de la vereda, y el pequeño cronopio odia empecinadamente a su padre y acabará por hacerle una mala jugada entre la primera comunión y el servicio militar. Pero los cronopios no sufren demasiado con eso, porque tambien ellos odiaban a sus padres, y hasta parecería que ese odio es otro nombre de la libertad o del vasto mundo.

Julio Cortázar 

Historias de cronopios y de famas


miércoles, 12 de agosto de 2015

Ahí está el detalle!


Domingo 7:15, me levanto para ayudar a cocinar el almuerzo para mi familia en casa de mi abuelita.  Mi tía Leonor ya estaba despierta y lista, igual que mi abuela, mi papá y Dulce, mi prima. Cortamos el queso, el chile, el tomate, la cebolla, la papa. Doña Nidia hervía el agua, mi abuelita decidió que dentro del recipiente pondría ya el azúcar y el café. Mi tía Leonor volvió a calentar el agua, “si no está bien caliente no es café”. Mi tía Esther llego mientras cocinábamos diciendo “hombre no dejan dormir!” y luego levantando una sonrisa.


El almuerzo ocurrió en la cochera de mi tío Eliud. Afuera y con el aire peinándonos. Menudo, queso guisado, papita con chorizo, cebolla y chile, huevito y chilaquiles fueron el festín. Llega mi tía nena reclamando lo mismo a mi abuelita “uste que no me deja dormir mbe!, me movía la cama adrede, ahí anda buscando que sus zapatos, que prendiendo el foco, removiendo la cama” y todos carcajeando. Luego profundizó en su plática del trabajo, su jefe Coreano, Mr. Chí, (o al menos asi se oye cuando lo pronuncia) y su intento de que supiera cuando es su cumpleaños. “fiesta Mr Chí! Tráigame a su traductor, fiesta!” y el: “no entender, no entender” y huyendo.


Pasa un señor de algunos sesenta y tantos años, no le pregunté su nombre pero le ofrecí un plato de comida ya que se acerco pidiendo “un trabajito”, a todo pedía perdón, le dije “tiene hambre? Quiere un taquito?” y me contesta “la verdad si, perdón, perdón” “vengo de Durango, fui pal otro lado y me agarro la migra, perdón” “aquí están mis credenciales señores míos, ando buscando un trabajito, una chambita, perdón” y yo le decía que no había porque pedir perdón. Le servimos un buen platito, lo sentamos con nosotros y comió bien agusto, traía mucha hambre. Cuando acabó, dijo ya terminé y volvió a pedir perdón. Se despidió bendiciéndonos como diez veces y pidiendo perdón otras cinco. 


Luego pasaron el Maco y el Güerillo, el Maco era de los mas picudillos del barrio cuando mis tíos eran chicos y viene de cuando en cuando a pedirle a mi tía ora tomate, ora salsa, ora veinte pesos, vaya, lo que le falte pa la comida, y luego le trae un taquito de lo hecho. En este caso venían vendiendo mangos, en un diablito, 3 por 10 decía y mi abuelita mando traer una bolsa de Soriana para comprarle varios… Cuando ellos estaban ahí, se acerco otra persona preguntando si ahí se vendían tacos, (debió haber visto al señor de los perdones)… todos soltamos carcajada y el Maco dijo que era casa de beneficencia. Mi abuelita le indicó cuantos quería y él replicó que no le quería vender todos ya que “luego que vendo”. Y mi tía se mofaba diciendo, “no le compren porque han de estar como el dueño”… le compraron y se fue bien contento apurado por el güerillo que iba en bici.


Fuimos por el periódico mi papá y yo, caminamos hasta el metro, y de regreso nos encontramos al Blacky, alias el tunty, un perrito negro de mi abuelita que se pasea cual humano, va al mercado, a la farmacia,  hasta a julio cepeda va el ingrato y nunca nos trae nada... Siempre regresa, una vez mi primo Oliver le dio en el clavo cuando dijo “Como cree que se va a ir güelita, si aquí tiene sexo y comida gratis” (había varias perritas en ese entonces). El blacky, aparte de las mencionadas, tiene una novia, o tenia, una chihuahueña que lo buscaba siempre fiel afuera del barandal, y el  siempre haciéndose el interesante solo le hacía caso a veces. El caso es que lo vimos y le hablamos para que viniera con nosotros y nos siguió. Pasando por una iglesia Cristiana, el pastor decía sorprendido, con voz de extranjero, que el perrito siempre se andaba paseando.. “la otra vez lo vi en la farmacia” dijo asombrado. Nos regresamos riendo.. Como cambia la perspectiva de la vida cuando nos apreciamos sus detalles. La vida tiene mucho pal que sabe usarla...


Yo no buscaba a nadie

Te vi, esa tarde a lado del museo, en la banquetita del tango. No estabas juntando margaritas, no escribías poesía en papelitos, no volteabas ni cuando pasaba enfrente de ti bailando, parecía que ni siquiera estabas escuchando la música. Estabas mas bien aburrida, pegada al celular con cara de "ya me quiero ir, pero no" y yo, embobado viéndote y haciendo como que no te veía. Imaginando que tu me veías también, y que te gustaba el baile, y que desearías que también te invitara a bailar a ti. Y ahí estábamos, los dos en un mismo sitio, la guitarra llorando milongas y yo llorándome la cobardía de no acercarme. 


Me volví a meter a la tienda cuando tu entraste, solo por verte de cerquita, y tontamente volví a comprarme otra nieve, ya sin antojo ni mas ganas que aprenderme la forma de tus ojos y tu nariz. Y me viste ahora, y observaste que te observaba, fuiste consciente de mi desdicha y estoy seguro que me viste las palabras pegadas a los labios, mordiéndose de no poder salir. 


De esas veces que nos topamos con un posible destino, y se escapa con la estupidez de no poderle preguntar ni el nombre. Se nos escapa por todos los poros mientras nos decimos adiós con los ojos... y ni siquiera una sonrisa de atrevimiento se deja escapar. Te vi, te vi, te vi...Yo no buscaba a nadie y te vi.