Yo tuve mi covacha siempre abierta para cualquier afán, falaz o cierto; y tan franco, tan libre, tan abierto, mi hermoso corazón como mi puerta. «Yo deliré de hambre sendos días y no dormí de frío sendas noches, para salvar a Dios de los reproches de su hambre humana y de sus noches frías
Almafuerte
No hay comentarios:
Publicar un comentario