domingo, 15 de mayo de 2011

La Sanación: Lo que podemos aprender de los niños


Están abiertos al aprendizaje, y esperan conseguir lo que empiezan a hacer. Si les dices que pueden hacer algo, no lo discuten. Si tú dices: “al dar a este botón se enciende la tele”, dicen: “Bien” y empujan el botón. Les dices que pueden calentar sus manos, que pueden mandar sangre a los dedos del pie, o que pueden envían mas glóbulos blancos para luchar contra sus tumores, y dicen: “Bien”, y lo hacen, es lo mismo un trabajo que el otro.

Si podemos hacernos enfermar (inintencionadamente), entonces podemos (intencionadamente) sanarnos. Es precisamente esta aceptación de la responsabilidad lo que pone en marcha el verdadero proceso transformador de la sanación. Representa un cambio de una “conciencia de víctima” a un sentido de capacitación.

Los niños se acercan y se alejan de la muerte en un suave fluir. Ellos, de forma natural, son capaces de vivir en el presente, “estar aquí, ahora”, de existir fácilmente, en un estado de ser que a los adultos, a menudo, les cuesta un gran esfuerzo recobrar mediante la meditación, la terapia o cualquier otro tipo de esfuerzo consciente.

Es natural que nuestros cuerpos sanen. De la aspiración a mejorarnos, a buscar continuamente nuevas metas, nos dan ejemplo los niños. Todos nosotros podemos acceder a ello si estamos dispuestos a recobrar todas esas fuerzas que forman parte de nuestra herencia natural: nuestro potencial de salud, nuestro potencial de elección, autosanación, orientación y autodominio.

Patricia Norris

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