Una de las más
profundas enseñanzas del esoterismo trata acerca de la unión de los dos aspectos del hombre. En la
enseñanza esotérica griega, ejemplarizada por Sócrates, se ve cómo esta idea corre a través de toda la exposición de
que el hombre es un producto no acabado
y que lleva en sí mismo posibilidades para lograr un estado superior. A estos
dos aspectos Platón les llama Conocimiento
y Ser. En La República dice: "El verdadero amante del conocimiento siempre está luchando por ser".
Y también: "Cuando ella (el alma) descansa sobre aquello en que brillan la verdad y el
conocimiento, y comprende y sabe que tiene razón... Esto, entonces, que da
verdad a aquellas cosas sabidas y el poder de distinguir al conocedor, es lo que quisiera que vosotros llamaseis
la idea del Bien... Del Bien puede decirse que no solamente es el autor del conocimiento de todo
lo sabido, sino asimismo de su ser y de su esencia". A fin de poder saber como es debido, es preciso que el
hombre sea. La educación para
poder ser y la educación del conocimiento fueron el tema principal de sus
últimos libros.
El
problema que mantuvo continuamente ocupado a Platón fue el de cómo educar
correctamente a las personas, cómo impartirles
el saber necesario y cuándo dárselo. Platón siempre vio como uno de los mayores peligros el
proporcionar a tipos inferiores de gente un conocimiento que lo utilizaría mal. Para él, uno de
los peores crímenes era el impartir conocimiento
de cualquier especie a todos. Advirtió muy claramente la necesidad de un
conjunto de disciplinas en cuanto al carácter
del individuo y a su ser, antes de poder considerarlo apto para recibir conocimiento. Lo que es más, llegó a la
conclusión de que cualquiera que
quisiese obtener los grandes conocimientos debía someterse a todos los
ejercicios y disciplinas de la vida hasta haber
alcanzado una edad ya no joven. En las escuelas esotéricas de las que aún podemos advertir algunas
huellas en la literatura antigua, los candidatos debían pasar por diversas y muy severas disciplinas antes que
se les permitiese el acceso a
cualquier conocimiento esotérico. El candidato podía verse obligado a servir en
las condiciones más bajas y
humillantes durante varios años, verse sometido a insultos que no
eran más que una prueba para medir el temple de
su ser. Si lograba pasar estas pruebas con éxito, si conseguía desarrollar en sí mismo fuerza y
paciencia, entonces se le daba algún conocimiento. Pero si el hombre se quebraba, si se compadecía a sí
mismo, si se quejaba o demostraba
ser débil, si mentía, si se comportaba con malicia, si sacaba ventajas de los
otros, si se resentía, si se
consideraba a sí mismo mejor que los demás, entonces no recibía ningún
tipo de saber. Esto significa que su ser estaba
sometido a prueba antes de poder recibir cualquier clase de verdadero conocimiento. Hoy en día la situación es
muy distinta.
Cualquiera
puede obtener conocimientos, sin discriminación de ninguna especie. Y hay cierta clase
de literatura que llama la atención sobre este punto, entendiendo perfectamente
la idea de que
el desarrollo del ser es un factor primordial.
Para
que el hombre pueda recibir un Conocimiento Superior, tiene que tener un Buen
Ser. Así podrá
hacer sal en sí mismo. Si consideramos el conocimiento como cloro y el ser como
sodio, veremos que el hombre no tiene suficiente
sodio en sí mismo como para combinarlo de un modo debido con el cloro que le llega desde afuera. No podrá tener
sal. Porque entonces el cloro le
envenenará. El poder del conocimiento es venenoso si está aislado y falto de la
buena tierra que lo reciba. Acerca
de esto es mucho lo que dicen los Evangelios. Puede, sencillamente, producir veneno para el mundo. En
semejante caso, la adquisición de conocimiento
sólo podrá dar los peores resultados. Pero el misterio es mucho más profundo.
La
enseñanza esotérica en cuanto al conocimiento y al ser se refiere a la
circunstancia de que aquél no se puede entender a menos que exista un correspondiente desarrollo del ser.
Un hombre puede saber mucho y no comprender nada
porque su ser no está en la misma altura
que su conocimiento. Como consecuencia de ello, no puede producirse unión
alguna, enlace alguno entre su
saber y su ser. Hoy en día podemos observar que existe una extraordinaria cantidad de libros repletos de muchos
conocimientos, pero carentes de toda comprensión. Vemos que se dan las explicaciones más bajas acerca de los
hechos científicos. El hombre de
poco ser y de mucho conocimiento sólo puede proporcionar material sin sentido
y que no conduce a ninguna parte. Y no sólo
esto; puede también complicarlo todo de tal modo que resulte imposible entender. Así tenemos que
la ciencia actual lo complica todo y no conduce a ningún sitio. Hay muchos hombres de ciencia que continuamente
escriben grandes ensayos que nadie
entiende —ni los mismos hombres de ciencia—. La razón de esto estriba
en que es imposible comprender el conocimiento
porque el ser es algo que se ignora por completo. El esoterismo siempre ha
comprendido con toda claridad las condiciones del conocimiento. Siempre ha entendido que el conocimiento
deberá conducir a la comprensión y que
ésta únicamente puede desarrollarse cuando se perfecciona al ser. Esta es la
idea más profunda relativa a la
psicología humana, porque es entonces cuando se produce una unión que
lleva a una evolución interior. En esta boda, o
unión, el significado del conocimiento se enlaza con el ser de la persona y le conduce hacia su progreso interior.
Bodas de Cana
El Nuevo Hombre
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