La alondra es un pájaro del que se cuenta lo siguiente: cuando le ponen
en presencia de un enfermo, si éste va a morir, el pájaro vuelve la
cabeza para no mirarle. Pero sí el enfermo tiende a recuperarse, el
pájaro no deja de mirarle, curando así su enfermedad. Algo así es el
amor de la virtud. No pone su mirada en cosas ruines o bajas, sino que
habita en el corazón honesto, virtuoso y noble, de la misma manera que
los pájaros se posan en las ramas florecientes de los bosques. Este amor
se pone más de manifiesto en la adversidad que en la prosperidad, como
la luz que ilumina mucho más donde reinan las tinieblas.
Leonardo Da
Vinci
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