Avenida Engaño
El que se miente a sí mismo y
escucha su propia mentira, llega a no distinguir la verdad ni en sí ni
en torno suyo; perdiendo entonces el respeto para él y para los demás.
Al no respetar a nadie, deja de amar, ya para ocuparse y distraerse, en
la ausencia del amor, se entrega a las pasiones y a los goces groseros,
llegando hasta la bestialidad de sus vicios, lo que proviene de mentirse
constantemente a sí mismo y a los demás
Fiodor Dostoievski
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