viernes, 26 de diciembre de 2014
La naturaleza de la mente
jueves, 11 de diciembre de 2014
¿Yo soy?
lunes, 8 de diciembre de 2014
La culpa es de uno
todas mis intuiciones se asomaron
ahí nomás lo dejaste
Poema 14
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.
A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.
De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.
Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.
Tú estás aquí. Ah tú no huyes.
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.
Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.
Neruda
viernes, 5 de diciembre de 2014
Hay más herramientas para lo bueno, que para el sufrir
lunes, 24 de noviembre de 2014
Contraindicationes
Hay un triángulo isolatico, primario y corriente, que le duele a toda mi alma... Y es el ver tus círculos noménicos sobre la mesa, juntó a las llaves, así nomás, sin ti.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Artesano
Cada hombre debe llegar a ser un artesano que haga de cada día de su vida una obra de arte, llevando constantemente una relación armónica entre sus pensamientos, sus sentimientos y sus acciones.
lunes, 17 de noviembre de 2014
Principios
El alegre y afectuoso Alcestes dice: «Amo y estimo a mi mujer porque es bella, cariñosa y discreta.» ¡Cómo! ¿Y si, desfigurada por la enfermedad, agriada por la vejez y pasado el primer encanto, dejase de parecerte más discreta que cualquier otra? Cuando el fundamento ha desaparecido, ¿qué puede resultar de la inclinación? Tomad, en cambio, el benévolo y sesudo Adrasto, que pensaba para sí: «Tengo que tratar a esta persona con amor y respeto porque es mi mujer.» Tal manera de pensar es noble y magnánima. Ya pueden los encantos fortuitos alterarse; siempre continúa siendo su mujer. El noble motivo permanece y no está tan sujeto a la inconstancia de las cosas exteriores. De tal calidad son los principios, en comparación con impulsos originados sólo de ocasiones particulares, y así es el hombre de principios, al lado de aquel al cual sobreviene una inspiración buena y afectuosa. Y lo mismo, diríamos si el secreto lenguaje de su corazón se expresara de esta suerte. «Tengo que auxiliar a ese hombre porque sufre; no porque acaso sea amigo o conocido mío, ni porque le considere capaz de agradecérmelo después. Ahora no es tiempo de hacer distingos ni detenerse en cuestiones: es un hombre, y lo que daña a los hombres también a mí me toca.» Desde este momento su conducta se apoya en el supremo fundamento dentro de la naturaleza humana, y es sublime en grado sumo, tanto por la invariabilidad como por la generalidad de sus aplicaciones.
Lo bello y lo sublime
Kant
viernes, 14 de noviembre de 2014
Uso consciente
viernes, 24 de octubre de 2014
De lo que me hace feliz leer
Carlos Román
La gente que me gusta
Me gusta la gente que vibra,que no hay que empujarla, que no hay que decirle lo que hay que hacer ni que lo haga, ... sino que lo sabe y lo hace.
Me gusta la gente con capacidad
para medir las consecuencias de sus acciones,
que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente justa con su gente y consigo misma,
pero que no pierda de vista que somos humanos
y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa
que el trabajo en equipo entre amigos,
produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca,
capaz de oponerse con argumentos serenos
y razonables a las decisiones de un jefe.
Me gusta la gente de criterio,
la que no se avergüenza de reconocer
que no sabe algo que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme
constructivamente y de frente,
a éstos les llamo mis amigos.
Me gusta la gente que no desfallece
cuando de alcanzar ideas y objetivos se trata.
Con gente como esa, me comprometo a lo que sea,
ya que con haber tenido a esa gente
a mi lado me doy por bien retribuido.
Benedetti
miércoles, 22 de octubre de 2014
Belleza de la muerte
Los cisnes, cuando presienten que van a morir, cantan ese día aún mejor de lo que lo han hecho nunca, por la alegría que sienten al ir a unirse con el dios al que sirven. Pero el miedo que los hombres tienen a la muerte, hace que calumnien a los cisnes, diciendo que lloran su muerte y que cantan de tristeza...
Bienvenida
no exactamente mas linda,
ni mas fuerte, ni mas dócil,
ni mas cauta,
tan solo que vas a llegar distinta.
Como si esta temporada de no verme
te hubiera sorprendido a vos también,
quizás porque sabés
como te pienso y te enumero,
después de todo la nostalgia existe.
Aunque no lloremos
en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor,
ni bajo el cielo opaco,
yo nostalgio,
tu nostalgias
y como me revienta que él nostalgie.
Tu rostro es la vanguardia,
tal vez llega primero
porque lo pinto en las paredes
con trazos invisibles y seguros.
No olvides que tu rostro
me mira como pueblo,
sonríe, rabia y canta como pueblo
y eso te da una lumbre inapagable.
Ahora no tengo dudas,
vas a llegar distinta y con señales,
con nuevas, con hondura, con franqueza
se que voy a quererte sin preguntas
se que vas a quererme sin respuestas
jueves, 9 de octubre de 2014
El misionero
Yo tuve mi covacha siempre abierta para cualquier afán, falaz o cierto; y tan franco, tan libre, tan abierto, mi hermoso corazón como mi puerta. «Yo deliré de hambre sendos días y no dormí de frío sendas noches, para salvar a Dios de los reproches de su hambre humana y de sus noches frías
Almafuerte
lunes, 6 de octubre de 2014
Tal como uno hace su cama, se acuesta
Si quitarse las caretas para usted sólo quiere decir mostrarle al otro todos sus defectos… no se preocupe, él ya los conoce.
Quitarme la careta sería mostrarme como yo soy, profundamente, dentro de mí. Y eso es lo que nunca queremos hacer: nos quitamos la careta solamente por comodidad, para decirle al otro: “mira, estoy fastidiado contigo”. Pero no es eso de lo que hablo. Eso es algo negativo y fácil de hacer. Me refiero a llegar hasta algo más interior, de mi persona, algo más íntimo, realmente mío, que no quiero expresar. En general, nos quitamos las caretas más livianas en las cuales creemos menos, pero las más arraigadas, con las cuales nos hemos identificado más, no nos las quitamos. Y de lo que se trata es de quitarlas todas y eso es muy difícil, cuesta, no estamos acostumbrados a exigirnos tanto. Pero si lo intentamos, algún día la comunicación podrá ser de yo a tú.
Pregunta: Usted habla de que muchas veces aprendemos a relacionarnos con la otra persona a través de las máscaras. Me pregunto, ¿qué pasaría con un esfuerzo unilateral? ¿Cómo va a reaccionar la otra persona que está aferrada a un juego y a unas reglas ya establecidas? ¿Existe algo positivo en mis máscaras?
Nunca he visto nada positivo en las máscaras. Están puestas para proteger y defender, ¿a qué? ¿De qué? Del mundo, de la gente, de los demás. ¿Qué es, exactamente, lo que yo protejo con mis máscaras? ¿Qué defiendo? Si yo lo comprendo, quizás esté más decidido a despojarme de ellas.
Usted habla de un esfuerzo unilateral: si yo hago todos los esfuerzos y el otro no hace nada… si yo me quito la máscara y él no se la quita, debo comprender que tenemos que desistir de la idea y del deseo de cambiar al otro. Solamente él se puede cambiar a sí mismo. Yo no puedo… apenas puedo cambiar ciertas cosas mías, las que yo veo que no son buenas o que no me resultan.
Si quiero una comunicación, una unión, una verdadera relación con el otro, necesito ver cuáles son los factores que no permiten e inclusive impiden, esa relación. Y la presencia de máscaras, tanto en mí como en el otro, obviamente impiden un acercamiento honesto. Entonces comprendo que debo bajar la máscara, o por lo menos tratar de hacerlo. No puedo estar pendiente de que el otro esté haciendo lo mismo. Si yo hago este tipo de cálculos: “Si él lo hace, yo lo voy a hacer; si no lo hace, no lo voy a hacer”, jamás se producirá la unión. Lo que debo hacer, lo que tengo que hacer, es no calcular nada. El calculo va completamente en contra de una buena relación.
Yo necesito –y ya es bastante difícil– mirarme sólo a mí, tratar de acercarme al otro sin máscaras y realmente intentar quedarme así por un tiempo, aunque sea corto. Después podré ver lo que eso produce y si logro resultados en mí y en el otro, eso me dará la fuerza para seguir tratando. Pero lo primero es tratar. Yo le podría decir a usted qué efectos produce este tratar, sobre uno mismo y sobre el otro, pero mi palabra no puede sustituir su tratar.
Nathalie De Salzmann
Atención y consciencia
La mayoría de los sistemas que tratan de la evolución, cuando se refieren a la consciencia quieren decir realmente "la atención". Tendría mucho valor examinar durante un momento lo que queremos decir con las diversas formas de atención y el lugar que la atención tendrá en nuestro trabajo antes de definir la palabra "consciencia".
La atención ordinaria está concentrada involuntariamente en objetos o ideas específicas, está atraída hacia un lado u otro por lo que llamamos la "llamarada" y el "brillo", como en el camino principal de una feria. La atención superior está desenfocada de objetos específicos de la atención y está extendida sobre un campo de visión ancho mediante el método de lo que se llama la "difusión".
Es importante entender que la atención no es una actividad mental, aunque la mente puede ser atraída automáticamente a la atención. La mente tiende a involucrarse en cualquier actividad con poca discreción, y puede ser atraída involuntariamente a muchas actividades por puro aburrimiento. La atención tiene su fuente totalmente fuera del universo fenoménico y existe aparte del espacio y tiempo y de la vida orgánica. La atención puede concentrarse en cualquier objeto que suele incluir lo siguiente: la consciencia de alguna identidad orgánica, la consciencia de la ubicación de una forma orgánica dentro de la cual la atención se encuentra concentrada, y la consciencia del contenido de la experiencia e información guardada por la identidad y forma orgánica.
Nadie puede saber exactamente la concentración de atención de otra persona o en exactamente qué su atención está colocada. Se puede colocar la atención no sólo en un objeto, sino también en otros objetos más intelectuales y emocionales al mismo tiempo, aunque la atención no esté dividida voluntariamente.
Se puede colocar la atención en un objeto y sin embargo no entra en la consciencia actual de un individuo. Esto demuestra claramente que la atención no necesita formar parte del proceso orgánico y existe bastante apartado de la vida orgánica. Es esta separación la que hace que la atención sea una herramienta útil para la evolución voluntaria, porque la naturaleza no le exige al hombre su atención consciente, sólo le exige su atención automática orgánica, es decir, la atención automática de la máquina por reacción refleja.
Aplicado al trabajo, esto significa que sólo nosotros mismos somos capaces de saber realmente si hemos concentrado nuestra atención o si la tenemos difusa, y si nuestra atención es voluntaria o involuntaria, orgánica o intencionada. Si de vez en cuando recordamos que nuestra atención ha vagado, o que se ha hecho difusa involuntariamente, se ha quitado del objeto de nuestra atención, o que ha caído en la identificación con alguna llamarada o brillo, entonces no hemos despertado realmente en cualquier sentido auténtico de la palabra; hemos recordado simplemente que nuestra voluntad de atención voluntaria nos ha fallado momentáneamente.
La atención no depende de un cambio de estado de ánimo o estado psicológico. Es totalmente independiente de toda condición orgánica, aunque sus actividades y observaciones pasan por lo orgánico. Aunque la atención existe independientemente de lo Orgánico, y nunca cambia en sí, el objeto de la atención puede cambiar según leyes matemáticas y fuerzas de influencia de varias clases.
Mientras que la atención involuntaria sostiene el estado de sueño orgánico dentro del cual el hombre orgánico se encuentra esclavizado, la atención voluntaria crea lo que se llama "la memoria permanente". Los eventos grabados en este estado son tan vívidos como los eventos experimentados en la actualidad en el estado de sueño ordinario del hombre. Comparado con el estado ordinario del hombre orgánico pues, el estado de la consciencia real es aun más vívido y agudo.
Un hecho importante sobre la atención es que no tiene grados . . . o está, o bien no está presente. Ni siquiera la muerte orgánica puede acabar con la atención.
Ciertos factores sobre la atención voluntaria son observables:
Mientras que la atención involuntaria no tiene una duración específica, la atención voluntaria tiene un comienzo y un fin definido. Podemos cronometrar nuestra atención voluntaria con un reloj.
La atención involuntaria viene y se va, y existe más o menos como un estado permanente. No somos conscientes de la presencia de la atención involuntaria, pero la atención voluntaria conlleva una sensación definida de su presencia. Podemos determinar la frecuencia con que fuimos capaces de activar nuestra atención voluntaria durante cualquier periodo de tiempo.
Mientras que la atención involuntaria cae en un objeto tras otro, sin dejar rastro alguno de su paso en nuestros recuerdos excepto una tenue y general recordación borrosa y nebulosa, la atención voluntaria es exacta y podemos decir en qué colocamos nuestra atención en cualquier momento dado, y podemos apartar nuestra atención de un objeto y colocarla en otro siguiendo nuestra propia discreción.
El hecho de que la atención puede ser hecha voluntaria, continua y controlable mediante esfuerzos especiales, es un hecho dado por sentado en muchas antiguas escuelas de evolución; pero es casi desconocido en las ciencias psicológicas y esotéricas contemporáneas.
En relación a la atención, la consciencia, la consciencia real en primer lugar depende de la atención y después "aprende" a existir independientemente de ella. La consciencia real no sucede por sí sola; se hace mediante esfuerzos especiales, y continua existiendo mediante métodos especiales conocidos por escuelas esotéricas para la preparación de candidatos para la evolución voluntaria. Se puede definir la consciencia real como la visión momentánea o parcial del mundo no-fenoménico – y a veces la participación directa en él. Solamente esta definición puede servir como una auténtica representación de la palabra "consciencia".
Próximamente, en nuestros estudios iniciales, debemos llegar a un entendimiento de la idea de la consciencia y de qué papel juega ésta en la evolución voluntaria.
Claro está, todo esto está sustentado en dos ideas muy importantes . . . ¿en realidad es posible lograr una gradación superior de consciencia?, y junto con esta pregunta, ¿realmente es posible evolucionar voluntariamente?, dejando momentáneamente de un lado la cuestión de lo que queremos decir con las palabras "voluntario" y "evolución".
Estas dos preguntas importantes suelen ser ignoradas por todas las escuelas de las ciencias esotéricas contemporáneas; pero cualquiera que entre en tal clase de escuela seguramente merece no sólo una respuesta, sino pruebas de que semejante sistema es posible y que la escuela representa un sistema funcional de la evolución voluntaria. Sólo después de que este asunto haya sido tratado será permisible que una escuela continúe proporcionando datos y condiciones para el trabajo sobre uno mismo. Una escuela que no puede demostrar satisfactoriamente la posibilidad de la evolución y la consciencia no merece existir.
Continuidad de los parques
A la izquierda del roble
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.
El secreto es apoyarse digamos en un tronco
y oír a través del aire que admite ruidos muertos
cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.
Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ah, pero las parejas que huyen al Botánico
ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
hablan por lo común de temas importantes
y se miran fanáticamente a los ojos
como si el amor fuera un brevísimo túnel
y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.
Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble
(también podría llamarlo almendro o araucaria
gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
hablan y por lo visto las palabras
se quedan conmovidas a mirarlos
ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero es lindísimo imaginar qué dicen
sobre todo si él muerde una ramita
y ella deja un zapato sobre el césped
sobre todo si él tiene los huesos tristes y ella quiere sonreír pero no puede.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico:
Ayer llegó el otoño
el sol de otoño
y me sentí feliz
como hace mucho
qué linda estás
te quiero
en mi sueño
de noche
se escuchan las bocinas
el viento sobre el mar
y sin embargo aquello
también es el silencio
mírame así
te quiero
yo trabajo con ganas
hago números
fichas
discuto con cretinos
me distraigo y blasfemo
dame tu mano
ahora
ya lo sabés
te quiero
pienso a veces en Dios
bueno, no tantas veces no me gusta robar
su tiempo y además está lejos
vos estás a mi lado
ahora mismo estoy triste
estoy triste y te quiero
ya pasarán las horas
la calle como un río
los árboles que ayudan
el cielo
los amigos
y qué suerte
te quiero
hace mucho era niño
hace mucho y qué importa
el azar era simple
como entrar en tus ojos
déjame entrar
te quiero
menos mal que te quiero.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado
uno de esos amores de tántalo y azar
que Dios no admite porque tiene celos.
Fíjense que él acusa con ternura
y ella se apoya contra la corteza
fíjense que él va tildando recuerdos
y ella se consterna misteriosamente.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico:
Vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
sólo de a ratos parecía
que iba a vivir
que iba a vencernos
pero los dos fuimos tan fuertes
que lo dejamos sin su sangre
sin su futuro
sin su cielo
un niño muerto
sólo eso
maravilloso y condenado
quizá tuviera una sonrisa
como la tuya
dulce y honda
quizá tuviera un alma triste
como mi alma
poca cosa
quizá aprendiera con el tiempo
a desplegarse
a usar el mundo
pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y qué pena
yo imaginaba que era un niño
y era tan sólo un niño muerto
ahora qué queda
sólo queda
medir la fe y que recordemos
lo que pudimos haber sido
para él
que no pudo ser nuestro
qué más
acaso cuando llegue
un veintitrés de abril y abismo
vos donde estés
llévale flores
que yo también iré contigo.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.
Ahora la última nube ha resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos.
El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.
Sin prevenciones me doy vuelta y siguen
aquellos dos a la izquierda del roble
eternos y escondidos en la lluvia
diciéndose quién sabe qué silencios.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.
Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.
Mario Benedetti
Casa tomada
